Las cifras récord de paro y la falta de expectativas –el “efecto desánimo”– echaron de España a 574.890 personas el año pasado. De ellos 79.306 tenían nacionalidad española, más del doble de los que se fueron en 2008.
Una generación arrasada por el paro: solo el 13,6% de los ocupados son menores de 30 años.
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